Educar a través de retos cognitivos. El chiquitín preescolar. Blog |
A lo largo de mi trayectoria como docente y como directora en el nivel preescolar me he encontrado infinidad de veces ante concepciones erróneas del jardín de infantes, surgidas de creencias transmitidas de generación en generación, y que no siempre son aclaradas por las autoridades escolares, dejando que los padres continúen en la confusión.
Es por ello por lo que esta entrada está enfocada a esclarecer lo que los niños deberían hacer al acudir a la institución preescolar y lo que los padres deberían esperar que su hijo desarrolle, con el apoyo amoroso de familias y educadoras y tomando en cuenta siempre que la escuela infantil es el detonador de la autonomía, seguridad y socialización de los niños.
En primera instancia, se cree que las educadoras tienen una función "asistencial" del niño preescolar y por ello están obligadas a hacer todo al niño: vestirlo, llevarlo al baño y asearlo después, darle de comer en la boca, ponerle el suéter, los zapatos o tenis y un largo etcétera... La realidad es que todas esas actividades ya debería hacerlas el niño al ingresar a la escuela infantil, esa es tarea de los padres, enseñar a sus hijos a realizar todas esas actividades por sí mismos y las educadoras reforzarán la autonomía en sus alumnos.
Ellas se dedicarán a enseñar a los pequeños hábitos escolares como: ordenar sus mochilas, loncheras, materiales, a destapar y tapar los recipientes de sus alimentos, a buscar los materiales, herramientas y estrategias para realizar sus trabajos, a desarrollar buenos hábitos de salud, higiene y alimentación y sobre todo a convivir sanamente con sus compañeros, en ambientes de respeto, compañerismo, cooperación y solidaridad.
También es creencia que los niños acuden al preescolar únicamente "a jugar". En este sentido es pertinente mencionar que el juego en sí es una práctica de preparación del individuo para subsistir.
El juego como estrategia de intervención educativa, tiene variantes que padres y docentes deben conocer para aprovechar al máximo este interés de los niños.
Así, existe el juego libre, que permite a los pequeños manifestar de manera natural sus inquietudes, necesidades e intereses, y a las educadoras les permite observar el comportamiento de sus alumnos que, en su mayoría, refleja la dinámica que se vive en casa.
Existe también el juego de reglas, que orienta a los participantes hacia una dinámica regulada por un código previamente establecido y que lleva al individuo a la socialización.
El juego simbólico, muy presente en los niños preescolares, hace alusión a objetos, personas y situaciones que no están, pero que dan al niño un aprendizaje: es hacer "como si..." para instalar reglas, roles y asimilar lo real a los deseos o a los intereses.
Se desarrollan en las escuelas los juegos de experimentación (sensoriales, motores, intelectuales, afectivos), juegos de funciones especiales (de lucha, de caza, de persecución, sociales, familiares, de imitación), juegos intelectuales, juegos afectivos, juegos imaginativos, juegos individuales (conquista del cuerpo, conquista de las cosas, juegos de papeles), juegos sociales (de imitación, de roles, combativos), y una larga lista.
Entonces SI, el niño acude a la escuela a jugar, pero con un juego intencionado, planificado sistemáticamente por las educadoras, con un propósito bien definido y que implica la observación y seguimiento de lo que ocurre durante el juego, no es un juego rudo, espontáneo e inintencionado como el que los niños realizan en el parque o en la fiesta o en casa.
El juego es utilizado, junto con otras estrategias de intervención, como la lectura de cuentos, el trabajo con textos, la experimentación, las escenificaciones o la resolución de problemas, para ir desarrollando en los niños sus habilidades de pensamiento, emocionales, sociales y comunicativas; para ir fortaleciendo la autonomía, el autocontrol, la inteligencia emocional y para que vayan construyendo paulatinamente sus conocimientos.
Entonces, los niños deberían acudir al preescolar a hacer valer su derecho constitucional a "tener una educación de calidad que desarrolle armónicamente todas sus facultades y fomenté en él, a la vez, el amor a la Patria y la conciencia de la solidaridad internacional, en la independencia y en la justicia."
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