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Relación Padre-Hijo. El chiquitín Preescolar. Blog |
Muchos papás -hombres- sufren al pasar de los años una crítica por parte de sus hijos, acerca del hecho de no haber convivido con ellos, no conocerlos a fondo, ni saber sus deseos y aspiraciones. Y esto es porque, al contrario de lo que muchos señores creen sobre la paternidad, ésta no se limita a los bienes materiales. Entonces resulta lógico que los hijos de quienes así piensan crezcan con carencias de tipo emocional y afectivo.
Si se considera la paternidad como una profesión cualquiera, digamos: ingeniería civil, el hombre estaría frente a la responsabilidad de construir el edificio más perfecto y preciado de su existencia.
La paternidad implica ser el constructor de una vida nueva, que es su hijo; ser profesor respecto a lo que él ya sabe de esta vida; ser consejero y amigo del niño.
Relación Padre-Hijo
Es cierto que la mamá generalmente es el pilar de la vida de los hijos hasta antes de la adolescencia, sin embargo, el papá también tiene -o puede tener- una relación muy especial con ellos. Todo es cuestión de que se lo proponga.
Para el niño es mucho más importante que su padre esté junto a él cuando siente inquietudes y dudas y/o en los momentos difíciles en que afronta una nueva experiencia, y no tanto el hecho de recibir el último juguete de moda. ¡Es tan fácil y sencillo establecer amistad con los hijos!
Algunos ejemplos:
- Empezar por contarle al niño -desde que tenga conciencia, e incluso antes, para que no sienta a papá como un extraño- algunas de las experiencias del día. Hacerlo penetrar a ese mundo que a él le parece tan alto, tan lejano, e incluso, complicado.
- Contarle los éxitos y también los fracasos, con un lenguaje claro y que, al mismo tiempo, sirva para que el niño amplíe su vocabulario.
- Si ven televisión juntos o van al cine, no perder la oportunidad de hacer comentarios acerca del programa o película. El niño se sentirá tomado en cuenta, se sentirá importante para papá y aprenderá a emitir sus opiniones ante otros adultos.
Ayudarlo a pensar.
Una de las tareas en la formación del niño en la que el papá puede colaborar maravillosamente, es inculcarle el hábito de pensar. ¿Cómo hacerlo?
- Enseñándolo a reflexionar frente a cada acto de su vida. Que piense por qué hace las cosas, ya sea sobre algo bueno que haya hecho (como ayudarle a su mamá a regar el jardín), o algo inconveniente (como haber copiado en la escuela). Si sólo se le felicita o regaña, él no entenderá por qué lo que hizo es conveniente o inconveniente.
- Despertarle el interés por la naturaleza, por las cosas que parecen tan comunes en la vida diaria, pero que tienen una explicación interesante: por qué el sol sale siempre por cierto lado, por qué muchas plantas son verdes... Para esto, ayuda salir de vez en cuando de paseo con él y hablarle acerca de la importancia de los árboles, de la forma en que viven los pájaros, de cómo la naturaleza ha dotado a algunos animales de determinados colores o tipo de piel para que puedan ocultarse de sus depredadores.
- Responderle claramente las dudas que él tenga, teniendo la seguridad de que al niño no se le olvidará lo que le hayan explicado, y cada vez pueda les dará una charla muy parecida a sus compañeros y les contará con orgullo que eso se lo contó su papá.
- Darle facilidad al pequeño para que realice cada una de sus inquietudes. Como un ejemplocomún: a muchos niños les llama la atención conducir un automóvil: se les puede complacer e irles creando una habilidad -sin peligro- si se les lleva a los "carritos chocones" de la feria, o a una pista de carritos (dependiendo de su edad).
- Si el niño muestra mucho interés por una actividad en especial, o un área del conocimiento, su papá puede llevarlo hasta donde se encuentra el objeto de su interés: un museo histórico, una industria, un taller, un museo interactivo, etcétera.
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